lunes, 17 de mayo de 2010

PÁJAROS SIN ALAS: RESEÑA EN EL BLOG DE EITB-POMPAS DE PAPEL

Si alguien se merece el título de “escritor vasco de novela negra”, ese es sin duda el bilbaíno José Javier Abasolo. No solo porque todas sus novelas están enmarcadas en el género –algunas de ellas galardonadas y traducidas a otros idiomas-, sino porque sus argumentos transcurren en los paisajes de Euskadi y están protagonizadas por individuos que identificamos como propios. Desde su magnífico debut hace trece años con Lejos de aquel instante, Abasolo ha publicado un buen montón de libros entre los que sobresalen Nadie es inocente, Heridas permanentes, Antes de que todo se derrumbe y El aniversario de la independencia, una curiosa novela criminal de anticipación política.
En su última obra, Pájaros sin alas (EREIN), se adentra en una historia con aromas clásicos: la del policía que acusado de un falso delito se ve obligado a abandonar el cuerpo y a convertirse en detective privado para investigar un caso, facilitado por un antiguo colega, que le llevará a toparse con las cloacas de la alta sociedad, con un asesino despiadado y con una conspiración que algo tiene que ver con lo que le sucedió en el pasado. Claro que todo esto, Abasolo lo acerca a nuestra realidad. El ex policía es un ex ertzaina; su ex jefe y amigo es el responsable de una comisaría de la Ertzaintza; y la alta sociedad no es la de Los Ángeles ó Nueva York, sino la de Bilbao y su jet set compuesta por políticos, empresarios, abogados, periodistas y gentes de la farándula. También encontramos a algunos personajes que se asemejan a otros que conocemos: ese juez estrella que se curtió en Bilbao y acabó en la Audiencia Nacional de Madrid, ese notario que es como el perejil que anima todos los guisos, esa eterna acompañante que todos saben es la amante del conocido personaje, ó esas mujeres de elevada clase social que comparten confidencias mientras toman una copa en la cafetería Toledo ó gastan el dinero en las tiendas más chic de la ciudad.
Abasolo conjuga todos los elementos con maestría y conduce a su protagonista, el ex ertzaina Mikel Goikoetxea, por todos los ambientes sociales posibles, desde las comisarías a los despachos de jueces y abogados, pasando por las calles más desangeladas, las parroquias de barrio, las discotecas para emigrantes, los prohibitivos clubes de lujo e incluso la cárcel. Hay un aroma en la estructura que remite además a clásicos como Raymond Chandler y Ross MacDonald, porque gran parte de la novela está narrada en primera persona por el detective. Aunque aquí hay un añadido muy inteligente, la visión de ese asesino a sueldo que se ofrece narrada en segunda persona con ese “como tú sabes”, “como tu dices”, “como tu piensas” del narrador omnisciente, que se dirige directamente a su personaje.
La historia no da un momento de respiro y lo que parece una muerte accidental se convierte en un descenso a los infiernos que implica a gente poderosa por un lado y a inmigrantes desamparados por otra. Hay persecuciones, asesinatos, explosiones, muchas mentiras, traiciones, negocios sucios: pero también amores desinteresados, gente leal, gente altruista y personajes incorruptibles que intentarán llegar hasta el fondo del pozo oscuro para extraer a la verdad y salvar a los inocentes. Y es que Abasolo no es un cínico y cree que todavía hay gente inocente por la que se puede luchar. Una novela negra muy estimable.
(Enrique Martín)

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